Puestas a dialogar, Reina de mi corazón y Eres la más linda de las mujeres, podrían ser vistas como ilustraciones de aquellos libros de cuentos donde el papel impreso, plegado y troquelado genera una narración de figuras y objetos encajados en planos sucesivos, visualmente dispuestos lo mismo que en una pequeña escena teatral.
Concebidas como story box, cada caja-teatro es un microrrelato visual y la captación de un instante narrativo que se ofrece a la curiosidad del observador en pequeñas vitrinas, subrayando así su cualidad de expositores.
Cada historieta en una caja cual jaula, ventana, arcón, juguete, ilustración deshojada de un libro de cuentos, fragmentos de una narración oral. Dos mundos limitados por un cristal, señalando las trampas de la representación visual que nos inducen a registrar con la mirada en el interior de estos metafóricos cofres. Finalmente un trampantojo definido por la presencia del rígido marco que la propia caja establece.
El juego de la mirada aquí se sugiere por el empleo de técnicas reproductivas (la impresión de los propios dibujos y pinturas de la artista tratados como láminas), el recorte de las figuras con tijera o el calado del papel en kirigami, ciertas áreas bordadas y coloreadas manualmente; también por el uso de telas y motivos textiles sobre las que se superponen estructuras de papel calado y papel japonés (washi).
Y hay espejos, incluso tras las ventanas. Como en las poéticas cajas de Joseph Cornell que se disfrutan una y otra vez.
También la memoria de aquellos primeros recortables del siglo XIX, muy especialmente de los que venían acompañados de una pequeña historia para ser leída y luego guardada con todas aquellas figuras en una hermosa caja.
María Elena Soto.
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