Hoy me estreno con un pequeño texto, acompañado de su correspondiente ilustración, al que Jose y Tony muy amablemente han cedido una bella pieza musical a propósito de la historia que cuento.
Este es el enlace para estar acompañado por la música de La Mirada_Automática
Metódicos días conformaban la existencia de Nómar, pero al contrario de lo que uno pudiera imaginarse, sus días no eran huecos, si lo fueran tendría algo por lo que padecer y Nómar no sufría, ni siquiera había soportado pensamientos no calculados.
Tenía la costumbre de transcribir las jornadas a colores, no por un afán artístico ni sentimental, nada de eso, era simplemente para ocupar su mente sistemática.
Por esta razón aquél día era azul para Nómar. Por la tarde, en la hora de pasear al perro de los Vega por el parque de Chams, sintió como un enjambre de cables pelados chisporroteaban en el interior de su cabeza al ver pasar aquella mujer junto a él.
No entendía por qué le pasaba aquello cada vez que se cruzaba con ella en el parque o recordaba su imagen. No podía estructurar el hecho de aquél día, ni tan siquiera era capaz de expresarlo porque no estaba configurado en su cabeza de cíborg.
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